LA VANGUARDIA Observatorio global ? Software libre NO SE TRATA de abolir la propiedad privada, sino la propiedad de rentistas y par谩sitos que bloquean la innovaci贸n ? MANUEL CASTELLS?-?29/01/2005 Mientras usted lee estas l铆neas yo estar茅 en el Foro Social Mundial de Porto Alegre hablando de software, internet y derechos de propiedad junto con el ministro-cantante Gilberto Gil, el catedr谩tico de Stanford y fundador de Creative Commons, Larry Lessig, y el ex compositor de Grateful Death y actual presidente de la Free Electronic Frontier Foundation, John Perry Barlow. 驴Qu茅 hacemos debatiendo de temas tecnol贸gicos en medio de la gran reuni贸n medi谩tica de movimientos sociales globales? Pues planteando uno de los problemas esenciales de la humanidad hoy d铆a: c贸mo evitar que la extraordinaria revoluci贸n en las tecnolog铆as de informaci贸n y comunicaci贸n sea monopolizada y esterilizada por una visi贸n arcaica del derecho de propiedad y por manipulaciones de empresas como Microsoft. Y es que hoy d铆a se ha demostrado que hay formas de producci贸n de la innovaci贸n tecnol贸gica que pueden obtener resultados superiores a los de las empresas tradicionales a partir de la cooperaci贸n libre no remunerada y sin apropiaci贸n privada del conocimiento resultante del proceso de producci贸n. Aunque estas formas de cooperaci贸n productiva pueden extenderse a otras actividades, sus resultados m谩s espectaculares se registran en el software inform谩tico. Lo cual no es un tema menor. El software es el lenguaje que permite relacionarnos con los ordenadores y los sistemas digitalizados. O sea, con las redes de m谩quinas que forman la infraestructura b谩sica de nuestra sociedad. La apropiaci贸n privada del software es equivalente a la apropiaci贸n de la escritura en los or铆genes de la humanidad. Y de hecho, durante muchos siglos, la escritura se reserv贸 a quienes ejerc铆an el poder y sus escribas. Pues bien, ocurre que desde hace casi tres d茅cadas, junto al software propietario de empresas privadas, bien para su uso interno bien para venderlo, se desarroll贸 otro tipo de software para sistemas operativos, basado en el sistema Unix, que, por razones legales, los laboratorios Bell se vieron obligados a ceder a Berkeley y a otras universidades con la autorizaci贸n para modificarlo sin l铆mites legales. La diferencia fundamental entre ambos reg铆menes de propiedad es que las empresas, como Microsoft, no difunden lo que se llama el c贸digo fuente del programa, es decir, la f贸rmula que permite modificar, mejorar y reparar en caso de necesidad el software que se utiliza. Es algo as铆 como si usted recibe el motor de su coche sellado y si se estropea ni usted ni ning煤n mec谩nico pueden repararlo. Ni siquiera el servicio de manutenci贸n. Tiene que esperar a que la empresa saque un nuevo modelo de coche o de programa en el que hayan subsanado, sin que nadie sepa c贸mo, los problemas detectados. Pero con el programa Unix, inicialmente, los programadores (investigadores y estudiantes universitarios) difundieron desde el principio el c贸digo fuente justamente para que todo el mundo pudiera trabajar con 茅l y modificarlo para el beneficio de la colectividad. De esa l铆nea de programaci贸n sali贸, en 1991, el programa Linux, desarrollado en primera versi贸n por un estudiante de 21 a帽os de la Universidad de Helsinki, Linus Torvalds, que necesitaba un programa para su tesis y tras crear un primer sistema operativo lo puso en internet pidiendo ayuda para mejorarlo. Todo el mundo pod铆a acceder al c贸digo fuente, trabajar sobre 茅l y ponerlo de nuevo en internet, con toda la informaci贸n y sin cobrar nada, los resultados de su esfuerzo. En realidad, Torvalds utiliz贸 un instrumento legal dise帽ado en 1984 por el fundador del movimiento de software libre, un programador del MIT llamado Richard Stallman. Se conoce como General Public License (GPL) seg煤n la cual todo el mundo puede utilizar libremente el software publicado con esa licencia (con acceso al c贸digo fuente) con la 煤nica condici贸n de que todo lo que se haga sobre ese programa se vuelva a difundir p煤blicamente con la misma condici贸n, o sea, que nadie se pueda apropiar el resultado de ese trabajo. Es decir, que lo 煤nico que se proh铆be es la apropiaci贸n privada. Pues bien, de esa forma de cooperaci贸n aparentemente ut贸pica, salieron distintas versiones de Linux, que hoy d铆a es generalmente considerado un sistema operativo tecnol贸gicamente superior a los de Microsoft, que se utiliza en la mayor铆a de los servidores del world wide web en el mundo, que ya emplean un 14% de los servidores de gran tama帽o y que cuenta con 21 millones de usuarios, en una progresi贸n que parece imparable. 驴Juicio subjetivo? Miren lo que escrib铆a en 1998 un alto ejecutivo de Microsoft en un memor谩ndum interno que fue filtrado y se conoce como los documentos de Halloween:禄Linux y otros defensores del software de c贸digo abierto representan una propuesta cada vez m谩s cre铆ble de que este software es tan robusto -si no m谩s- que las alternativas comerciales禄. A partir de ah铆, el documento esboza estrategias de ataque contra el software libre, pero se encuentra con el problema, en sus propias palabras, 芦para competir contra el software de c贸digo abierto hay que apuntar a un proceso en lugar de a una empresa禄. Y, naturalmente, las empresas con m谩s visi贸n han entendido que ese tipo de programaci贸n libre es el futuro, de modo que multinacionales como IBM, Oracle, Netscape, Sun, Computer Associates, SAP, Hewlett Packard, Dell, Silicon Graphics, y una larga lista, basan muchos de sus sistemas en Linux y otros programas de c贸digo abierto, siempre respetando la cl谩usula de la no apropiaci贸n privada de los programas que utilizan y a cuyo desarrollo contribuyen. Algo semejante ocurre con el programa Apache, tambi茅n creado por una red cooperativa de programadores y que hoy, con el apoyo de IBM, pero en r茅gimen de propiedad libre, hace funcio-nar m谩s de dos tercios de los servidores del world wide web que usted utiliza. El 茅xito del movimiento de software libre explica el apoyo de numerosos gobiernos y administraciones a este tipo de programas, incluyendo Brasil, India, China, Francia, Alemania, Finlandia, Extremadura (donde crearon el programa Linex, como extensi贸n simplificada de Linux), Euskadi y, recientemente, Catalunya. 驴C贸mo es posible? Por un lado porque las empresas m谩s inteligentes (grandes como IBM o de menor dimensi贸n como Red Hat) saben ganar dinero con los servicios y aplicaciones desarrollados a partir de los programas de software libre sin matar la gallina de los huevos de oro, que es la libre contribuci贸n de cientos (y en algunos casos miles) de programadores que no donar铆an gratis su tiempo y su trabajo si los dem谩s no respetaran la regla fundamental de no apropiarse privadamente el resultado del trabajo cooperativo. Pero, por otro lado, todav铆a hay que explicar por qu茅 estos programadores se dedican a esto (normalmente en horas libres o como actividad secundaria en su horario de trabajo) sin buscar compensaci贸n econ贸mica. Las respuestas al enigma son tan variadas como las ideolog铆as. Pero tenemos datos de encuestas sobre miembros de estas comunidades cooperativas de programadores.Ylas motivaciones son, en orden de frecuencia: la convicci贸n de que el software tiene que ser libre porque es un derecho fundamental; la constataci贸n de que la calidad t茅cnica del software producido es muy superior al comercial; su mejora profesional mediante la participaci贸n en la comunidad en red, y el divertirse con esta actividad. Todo ello junto conduce a que estas redes tienen una potencia de creatividad infinitamente mayor, y por tanto un resultado de mayor calidad, a los de empresas parapetadas tras la propiedad intelectual. El movimiento de software libre ejemplifica una forma de organizaci贸n de la producci贸n y la distribuci贸n en una econom铆a del conocimiento que se basa en la propiedad com煤n de la innovaci贸n, mediante la colaboraci贸n libre de los creadores, y la apropiaci贸n privada y comercial de las aplicaciones y productos derivados de esa creaci贸n.No se trata de abolir la propiedad privada, sino la propiedad de rentistas y par谩sitos que bloquean la innovaci贸n y la distribuci贸n de la riqueza de la humanidad. Es un viejo tema, desde Proudhon. Pero tambi茅n es un tema fundamental en un mundo en desarrollo donde la batalla en torno a los derechos de propiedad intelectual es la cuesti贸n decisiva para que el planeta comparta la innovaci贸n y sus beneficios, en un c铆rculo virtuoso entre los que contribuyen a la innovaci贸n como productores y los que la mejoran como usuarios, est茅n donde est茅n y cualquiera que sea la posici贸n de poder que heredaron de la geopol铆tica de la historia. De eso estamos hablando en Porto Alegre. ——————————————————]]>
enero 31, 2005
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