Hace poco menos de 4 meses cuando se hizo público mi apoyo y la entrega de toda mi dedicación y energía al proyecto FON, hubo mucha gente que me llamó con muchas preguntas. Las había de muchas clases: dudas, incertidumbre, miedos, etc, etc. A todos les respondí lo mismo: darme un poco de tiempo y veréis como lo que os estoy contando se puede volver una realidad.
Una de ellas se materializó ayer: el acuerdo entre jazztel y FON. Me acuerdo que me acusaban de propiciar que la gente se saltara las condiciones del contrato con su proveedor de internet. Yo lo veía de otra forma: vamos a conseguir que lo que ahora está prohibido y no tiene ningún sentido pase a la historia y será un logro que se gana con una apuesta disruptiva con un proyecto como FON. Hoy ya podemos decir que al menos hay un ISP inteligente en España que deja a sus usuarios compartir la ADSL sin amenazarles con meterles en la carcel (de hecho no hay nadie en la carcel por esta razón), muy muy pronto veremos más.
¿Ya hemos ganado algo no?
Había otra cuestión que todos temían: ¿como vaís a hacer la guerra a los grandes y quien va a creer en el proyecto?
Esta no la pude contestar hace 3 meses, aunque ya tenía muchas pistas de que iba a pasar con mucha certeza. Y lo que ha pasado es algo absolutamente genial: muchos de los grandes entendieron que era mejor participar y crear un ecosistema que empezar una guerra. Un ecosistema que nos interesa y beneficia a todos. Un escenario en los que enemigos naturales en otros campos están colaborando. Claro que el nivel de inteligencia media de los actores involucrados (si se me excluye a mí 😉 es muy alto. Puede que de esto tengáis alguna duda pero solo es una cuestión de tiempo.
Y todavía veremos muchos más beneficios colaterales pero esto los dejo para otro post que así tengo más tema para escribir nuevos post 😉
Por cierto otra de las dudas o temores que rondaban es que hacía yo con Martín Varsavsky con la fama que le precede. Martín es un tío increible en muchos sentidos y haciendo una pequeña recapitulación de estos últimos 120 días, que han sido mucho más intensos que los dos últimos años, es una especie de master continuo en el que uno tiene la posibilidad de aprender, incluso aportar, a una velocidad vertiginosa. Una dinámica en la que muchas cosas imposibles, a velocidad normal, se hacen posibles. He aprendido suficiente de Martín como para entender perfectamente de donde le viene toda la fama la generada por la admiración y por la envidia, por que lo que hace en exceso o por lo que no le interesa en absoluto. Toda una experiencia que junto con este proyecto se merece un curso en un master, un libro, un documental o los tres a la vez. Pero no nos anticipemos al final que todavía hice más profecías y algunas de ellas incluso más agresivas y/o disruptivas ……..